FAROS DE LA NOCHE, OSCURIDAD DE SUS CASAS/ Saúl Zuno


A la Noche, exposición colectiva de Luly Sosa (foto), Sofía Crimen (escultura-instalación) y Rocío Sáenz (pintura), nos muestra un panorama entre etéreo y mágico, oscuro y perturbador de lo que sucede durante las horas a las que nunca les da el sol. Entre homenaje y crítica a la ciudad contemporánea, a la Guadalajara de hoy. Cuerpos sin sus miembros o con nuevos artefactos en su lugar, cuerpos desnudos flotando, perros en los sueños, compartiendo sueños o como observadores de los sueños de sus dueños, un osito de peluche con alfileres, changuitos místicos, bolsas de basura, paradas de camión, calles transitadas y ruidosas, tacones de aguja y mucho pintauñas rojo.

El trabajo de Rocío Sáenz es el más directamente urbano: un conjunto de paisajes que retratan avenidas enormes, con sus puentes y sus embotellamientos; Tríptico de la Basura es más un ejercicio curioso de reflexión que un folleto aburrido relleno de frases trilladas. Aunque también se suma al ambiente onírico del conjunto, con óleos que nos presentan mujeres durmientes, ya sea flotando en medio de la ciudad o vomitando en el subconsciente de sus mascotas.



La obra de Sofía Crimen es la que más suma el elemento de perturbación al conjunto, con esculturas de cuerpos femeninos, siempre de pechos flácidos (con un solo pezón, el otro reemplazado por una cicatriz en forma de equis), siluetas rollizas, piel grisáceo-amarillenta y pies (cuando los hay) semidescalzos, sustituyendo con frecuencia partes de los cuerpos, con recurrencia desmembrados, con objetos como lavamanos y poleas. Salta a la vista su instalación al fondo de la sala, compuesta por una cama hecha de tuberías, llaves de paso y esferas rojas, rodeada de alguna especie de primates pequeños (y hasta un cerdo entubado por ahí), con dibujos de mujeres soñando con armas de fuego, ejemplificando la magia de la noche, que nos permite vivir todas nuestras fantasías sin que nadie se entere, sin que haya consecuencia: saborear el anhelo por un instante.

Por último (aunque no por ello menos importante), tenemos a la fotógrafa Luly Sosa, quien nos muestra una serie de trucos visuales entre desnudos voladores, leche derramada, juegos de luz y perros psicoanalistas; la esquina de un cuarto más bien simple (paredes, puertas y techo blancos, alfombra café) se transforma en un lugar insólito susceptible de provocar amplia variedad de reacciones en el espectador. Sosa presenta además otras fotos en exteriores que siguen también la línea de lo urbano y lo oscuro, como Magdalena con Piedra, imagen de una mujer a la que uno identifica sin mucho trabajo como una prostituta, nos enseña sus bragas (el cierre de sus pantalones de mezclilla abajo) y hace alguna especie de malabar con unas piedras. El juego de conceptos y palabras nos puede remitir tanto a “fumar piedra” como a “el que esté libre de pecado, que tire la primera piedra”.


A la Noche (2007). Exposición de Luly Sosa, Sofía Crimen y Rocío Sáenz.
Lugar: galería del Ex Convento del Carmen.
Montaje y museografía: Miguel Alcaráz, Juan Manuel García, Juan Francisco García, Christian Montes y Francisco Barreda. Fotos: Ricardo Balderas.

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