DE LA CALLE/ Sonia Escoto



El arte contemporáneo permite una casi infinita lista de lo que se acepta como arte, ya que según la línea de esta clasificación todo versa en la percepción del artista y sobre todo del crítico o espectador. Me parece que para nuestros padres (ya no se diga abuelos) es inconcebible la idea de que un graffiti sea calificado y criticado como tal.

En la ciudad de Guadalajara no es difícil encontrarse con paredes repletas de graffitis que toman un papel importante sólo para los que las hacen. Firmas o dibujos como forma probablemente de marcar un territorio o simplemente dejar un legado para las personas que más adelante transitarán esa calle. Lo que sí es seguro es que la mayoría de las personas, si bien por el hecho de pasar todos los días frente a ese montón de rayas casi ilegibles, no le toman mayor importancia, o por otro lado es posible que las personas vean esto no como arte urbano sino como contaminación visual en una ya de por sí sucia ciudad: el graffiti es lo último en lo que pensarían como una propuesta de arte.

Todo lo contrario se percibe en ACNE en donde se hace una atenta llamada al Arte Contemporáneo Nada Elegante, parafraseando las siglas, galería de arte que se ubica en las nueve esquinas. En donde si bien lo que proponen es hacer una invitación a los artistas que tengan algo que proponer, esta galería verdaderamente está comprometida con lo que hace. A lo largo y ancho de sus paredes se encuentra un buen número de graffitis hechos por una iniciativa del colectivo Freakolors que hicieron extensa una invitación al grupo VRS (Verdadera Realidad Social).

No sólo es el hecho de que al entrar a la galería encuentras las paredes totalmente cubiertas con distintos materiales como el aerosol, esténcil, stiker y acrílico sino que de manera inexplicable te hace sentir cómodo con lo que ves, es decir, que a pesar de que se trata de un montón de graffitis de diferentes colores no muy diferentes a los que normalmente podrías encontrar a lo largo de las calles de la Av. Federalismo te hacen hacer comentarios como lo magnífico que se torna un graffiti al verlo de cerca y tratar de ver qué es lo que te quiso decir el “artista” o todo el trabajo que implica hacer una de estas expresiones contemporáneas de arte.


Lo cierto es que se diga lo que se diga, verdaderamente la palabra “arte” y “galería” tienen sobre los “espectadores” un gran peso ya que sea lo que fuere el tema a presentar en estos lugares, siempre probablemente de manera inconciente se tiende a alabar las propuestas presentadas en los museos que se hacen llamar arte.

Como conclusión de lo anterior, no se trata más que de un ejercicio de descontextualización, ya que sin temor a equivocarme, el graffiti se torna diferente y mucho más bello en una galería que en la pared de nuestra casa.


GRAFFIKA 02, 2007

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